En la NBA hay debates que parecen no tener fin… y uno de los más intensos es, sin duda, la eterna comparación entre Michael Jordan y LeBron James. Dos leyendas que marcaron generaciones distintas, con estilos diferentes, pero que inevitablemente son puestos frente a frente cada vez que hablamos del famoso término: el GOAT.
Recientemente, esta conversación volvió a encenderse tras unas declaraciones que involucran a alguien que conoce muy bien a Michael Jordan: Ron Harper, cinco veces campeón de la NBA y pieza clave en el segundo “three-peat” de los Chicago Bulls en los 90.
Todo comenzó en el podcast Basketball Society, donde se planteó la idea de que la relación entre Michael y LeBron podría mejorar cuando “El Rey” esté más cerca del final de su carrera. La teoría es sencilla: mientras LeBron siga compitiendo, Jordan no tendría motivos para ofrecerle consejos o abrirse completamente con él. Al fin y al cabo, entre competidores de ese nivel siempre existe cierta distancia.
Sin embargo, las palabras que más llamaron la atención llegaron de la boca de Ron Harper. Cuando le preguntaron sobre todo este asunto, fue directo, sin rodeos:
“MJ no le daría ni la más mínima importancia a esta tontería. A él nunca le ha importado el debate del GOAT ni nada de eso.”
Una respuesta que refleja lo que muchos compañeros de Jordan han dicho a lo largo de los años: que la narrativa del “mejor de todos los tiempos” fue creada por los medios y por los aficionados, pero que para Michael nunca fue prioridad. Lo suyo era ganar, competir y destruir a todo aquel que se interpusiera en su camino.
Esto contrasta con la percepción de LeBron James, quien desde que llegó a la NBA con el apodo de The Chosen One siempre estuvo bajo la sombra de Jordan. Su carrera ha estado marcada por la presión de alcanzar los seis anillos de “Su Majestad” y por superar su impacto cultural. Pero según Harper, esa sombra quizás nunca existió en la mente de Michael.
Es más, otros exjugadores han compartido anécdotas que confirman esta idea. El ex All-Star Jayson Williams contó que, en una partida de golf junto a Charles Oakley y Jordan, hablaron sobre LeBron. Según Williams, MJ reconoció que James podría jugar en cualquier era de la NBA, pero sin darle un tinte de rivalidad ni resentimiento. Para Jordan, son simplemente épocas diferentes.
Ahora bien, cuando se le preguntó a Williams quién ganaría en un uno contra uno entre ambos, su respuesta fue clara: “Yo elijo al asesino. Me quedo con MJ.” Aunque también reconoció que LeBron es extremadamente fuerte y que el partido sería cerrado.
Aquí está lo interesante: mientras los fanáticos se desgastan comparando estadísticas, títulos y momentos históricos, Jordan parece estar en otra frecuencia. Y Ron Harper lo confirma de primera mano: Michael nunca jugó pensando en ser considerado el GOAT.
Eso no significa que LeBron no merezca estar en la conversación. Con títulos en Miami, Cleveland y Los Ángeles, y más de dos décadas dominando la liga, su legado está más que asegurado. Pero como bien señaló Harper, en términos de competitividad pura, LeBron no se mide de la misma manera que Jordan o Kobe Bryant.
De hecho, Harper, que fue compañero tanto de MJ como de Kobe, también comentó en otra ocasión que la mentalidad de estos dos era idéntica: salir a la cancha con el objetivo de “buscar y destruir” al rival. Según él, esa ferocidad es lo que los distingue. En cambio, aunque LeBron es un jugador excepcional, Harper duda que posea esa misma esencia implacable.
En conclusión, este debate seguirá vivo por siempre. Los aficionados de cada generación defenderán a su ídolo con estadísticas, anillos y momentos inolvidables. Pero lo que deja claro Ron Harper es que, al menos para Michael Jordan, la discusión sobre el GOAT no tiene relevancia alguna. Él ya demostró lo suyo en la cancha, se retiró satisfecho y dejó que sean los demás quienes alimenten la polémica.
Mientras tanto, LeBron James continúa escribiendo su historia. Y quizás, cuando finalmente cuelgue las zapatillas, la relación entre ambos íconos encuentre un terreno más cercano. Hasta entonces, nosotros seguiremos disfrutando de este debate eterno que, más que dividir, refleja la grandeza de los dos jugadores más influyentes en la historia del baloncesto moderno.
