Scottie Pippen volvió a encender el debate. En una entrevista reciente, el seis veces campeón con los Chicago Bulls aseguró que, si jugara hoy en su prime, sería “el mejor jugador de la NBA”. Una afirmación contundente que reabre la conversación sobre la dimensión real de su talento y cómo su juego encajaría en la liga moderna.
La declaración que sacudió a la liga
En palabras recogidas por diversos medios tras una entrevista con El País, Pippen fue tajante: “Sí, eso creo. No hay razón para pensar lo contrario. Si trabajara tan duro como lo hice en aquel entonces, creo que estaría fácilmente entre los mejores. Lo haría muy bien. El juego ha cambiado, seguro —ahora está más arriba y abajo— pero mi estilo encaja con ese tipo de juego incluso en los 80 y 90. No creo que sea un gran desafío”.
Esa mezcla de confianza y desafío volvió a poner en primer plano la figura de un jugador que durante años fue visto principalmente como el escudero perfecto de Michael Jordan, y no siempre valorado en su justa medida por lo que aportaba en ambos extremos de la cancha.
La prueba: la temporada 1993–94
Si hay un argumento que respalde la seguridad de Pippen, es su campaña 1993–94, la primera temporada en la que Michael Jordan no estuvo en la plantilla de los Bulls. Lejos de hundirse, Pippen asumió responsabilidades como líder y firmó números que hablan por sí solos:
- Puntos: 22.0 por partido
- Rebotes: 8.7 por partido
- Asistencias: 5.6 por partido
- Robos: 2.9 por partido
- % de tiro de campo: 49%
Ese año fue MVP del All-Star Game, terminó tercero en la votación del MVP de la temporada y llevó a los Bulls hasta quedar a un solo juego de las Finales de Conferencia. Un bagaje que desmonta la narrativa de “solo un complemento” y aporta sustento a su declaración hipotética.
¿Encajaría Pippen en la NBA moderna?
Técnicamente, sí. Pippen fue un adelantado a su tiempo: altura, envergadura, capacidad de manejo, lectura de juego y defensa perimetral de élite. En una liga que hoy valora la versatilidad —alas capaces de defender varias posiciones, generar juego y organizar la ofensiva— su perfil sería muy apreciado.
Además, el entorno actual (más espacio, ritmo más alto, reglas que favorecen el juego fluido) podría potenciar aún más sus virtudes ofensivas, mientras que su defensa seguiría siendo uno de sus mayores diferenciadores.
¿Sería realmente “el mejor”? — El gran debate
Aquí es donde entramos en terreno subjetivo. Afirmar que sería el mejor implica colocarlo por encima de figuras que han redefinido posiciones: Nikola Jokić, Giannis Antetokounmpo o Luka Dončić, entre otros. Estos jugadores combinan talento individual, consistencia y dominancia estadística en una era hipercompetitiva.
La conclusión más sensata: un Scottie Pippen en su prime sería, sin dudas, una superestrella y candidato al MVP en la NBA actual, y estaría firmemente dentro de la conversación por ser uno de los mejores. Si sería indiscutiblemente el número uno absoluto es algo que depende de variables —equipo, sistema, rivales— y, en última instancia, de la opinión personal.
Conclusión
Las declaraciones de Pippen no son únicamente presunción: están apoyadas por una carrera que demostró su capacidad para liderar, crear y defender a un alto nivel. Más que una prueba empírica, su afirmación funciona como un recordatorio de cuánto talento real hubo en su figura y de cuánto fue subestimado por algunos análisis de la época.
Un Scottie Pippen en su máximo esplendor no sería una simple “leyenda reciclada”: sería una pieza dominante en la NBA moderna. Si eso lo coloca o no como “el mejor” depende del gusto y de las comparaciones generacionales, pero su caso merece respeto y un lugar en cualquier debate serio sobre los mejores de todos los tiempos.